
- Algodón
- Semillas de hierba
- Lentejas, garbanzos, judías...
- Un bote vacío de cristal
- Un platito
- Un cuenco de cristal
Humedece en agua dos esponjas pequeñas o algodones y ponlos en platitos separados.
Echa unas cuantas semillas de hierba en cada platito, cúbrelos con un cuenco de cristal y colócalos en un lugar cálido y con luz natural.
Pronto germinarán, apareciendo unos diminutos tallos verdes... ¡Es la magia de la naturaleza!
También puedes probar poniendo algunas semillas de soja, lentejas, judías o garbanzos en el fondo de un bote de mermelada. Tapa las semillas con algodón húmedo.
Al cabo de una semana, habrán echado raíces y empezarán a brotar tallos a través del algodón.
¿Te das cuenta de cómo las plantas necesitan agua y luz para crecer?
Puedes adornar tu habitación con estas bonitas plantas que han crecido gracias a ti. ¡Acuérdate de regarlas a menudo!
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