Cuando se empieza a pintar el artista debe estar cómodo y concentrar su espíritu en conseguir captar lo esencial y alma de las cosas que está observando, es lo primero que debe hacer antes de lanzar la primera línea. Debe sentir la temperatura, el aire, la humedad, las luces, las sombras y los colores, visualizar cada uno de los elementos y decidir cual va ser el eje central de su pintura. A que le va a dar mayor importancia. Sólo así logrará crear una pintura que transmita algo más que belleza y dominio técnico. Preguntarse: ¿Qué es lo que más me gusta de lo que veo y porque?, ¿Qué es lo que me transmite, lo que siento?.
El artista ha de ver el paisaje e identificarse con él, revelar su significado, no conformarse con copiar lo que ve y descubrir todas sus cualidades escondidas. Debe descubrir las diferencias de color o matices y tonos según las horas del día y las estaciones del año. Debe ser junto con el paisaje; así, cuando sus ojos estén extasiados con la multitud de imágenes, formas, luces y colores, estructurar su pintura haciendo un dibujo previo o boceto donde se le dé forma al paisaje, considerando la proporción entre cada elemento.
En principio debe determinar cómo va a ser observado su paisaje y establecer así donde colocará la línea de horizonte que separa cielo y tierra, esto le dará la perspectiva- la profundidad. Lo que nunca deberá hacer es colocar la línea de horizonte justo en el centro de su lienzo ya que el efecto óptico es de un cuadro partido en dos, salvo que tenga toda la intencionalidad de que se vea de esa manera, en ese caso debe ser irreverente en su hacer, para que el resultado no se vea como un error, sino como una osadía.
Ya realizado este paso se comenzara a dibujar el elemento más amplio, grande, o destacado de nuestro paisaje o en su defecto aquello que deseamos resaltar ubicándolo equilibradamente en el espacio blanco del lienzo determinando el ancho y alto del mismo. Es decir; decidir cuánto espacio va a ocupar, seguidamente podemos ir dibujando el resto de los elementos determinando ante todo su ubicación y luego las formas. Seguidamente, podemos si queremos dibujar algunos detalles ya que el resto lo haremos con la pintura.
"Es un consejo personal de que para lograr una buena pintura esta debe tener de base un buen dibujo."
Terminado nuestro dibujo procederemos a colocar la mancha general de colores para luego ir agregando tonalidades y sombras, retirándonos cada cierto tiempo del lienzo, del papel o de la obra para verla a distancia y apreciar la totalidad de lo que se va pintando. Si una zona de la pintura nos da algún problema o duda es mejor dejarla y seguir con otra zona para retomarla nuevamente, cuando nuestra mente este más sosegada. No sea testarudo y evite forzar el proceso creativo, este debe fluir como el agua que corre entre las piedras de un rio.
Así ya terminado nuestro paisaje, si este no logra dejarnos alguna sensación, emoción o sentimiento, significa que no ha sido suficiente nuestra observación del mismo y hemos fracasado en captar la esencia de nuestro motivo en este caso el paisaje. Puede que su hechura no sea la mejor pero lo que trasmite una pintura puede transcender en ocasiones sus fallas técnicas. Lo que no significa que no deba esforzarse por lograr mejorar su técnica cada día más.
Si fracasa o simplemente no le agrada el resultado inténtelo de nuevo y recuerde que es un escalón más para lograr lo que desea.